martes, 30 de noviembre de 2010

KANOAVENTURAS (I)

Festejos Los Mochos I.N.C. se enorgullece de presentarles la última novedad literaria de uno de sus mochos ilustres: el señor Kano. Si quieren conocer algo de su pasado, no se pierdan esta novela autobioplástica en fascículos que pronto será publicada y cuyo lanzamiento será pregonad aquí a bombo, platillo y vuvucela.

COMENZAMOS... 

Era un deber escribir sobre esta época de mi vida, debí hacer este Flashback de mi historia, viví cosas grandiosas y experiencias inimaginables, contar todo esto es sentir revivirlo.

Viajando con “Maltín Polar” Destineichon Ámsterdam (Holanda)

Caracas-Venezuela a las 2:00 de la tarde 21 de Marzo 2000

Me dijeron que el vuelo salía de Maiquetía a las 17:50 por KLM, entiéndase a 10 minutos para las 6 de la tarde y como buen fiebrúo a las 3 de la tarde ya estaba en el Airport. Era la tercera vez que iba a Europa, y el show empezó cuando la guardia nacional me detuvo porque era un individuo “Sospechoso”. Claro, con esta cara hasta yo mismo me detengo. Destruyeron mi maleta, recordé a mi madre y las veces que tuvo que sentarse encima de ésta para poder cerrarla, le dije al Sr. Oficial (se les debe respeto a los cabrones): “Si usted abre esa maleta, yo no tengo ningún problema que lo haga, le repetí, pero lo que sí sé es que habrá algún inconveniente en un futuro no muy lejano...”. Pregunté: ¿Hay alguien lo suficientemente gordo y pesado para cerrarla y devolverle su estado compacto por la fuerza? No es que mi madre sea gorda y pesada, pero sus intenciones de cerrarla hablaban por sí mismas. No sé si era porque estaba emocionada con mi viaje, o que le hacía ilusión tener una habitación libre en casa para poner su salón de bingo y poder deshacerse de mí... Un destello de tristeza arropó mi corazón y en ese preciso instante me dije…

“Mi Mamá… ¡Qué Bolsa eres, te botaron de tu casa pendejo!”

Vuelvo con el guardia. Ésta fue una reflexión con “Mimismo”

El tipo se echó a reír y me dijo: “¿Cómo no va a cerrar?”. Y abrió solo un poquito el cierre de mi estimada maleta (parece que le hubiera entrado un demonio a esa caja con ropa, porque de inmediato el cierre salió disparado como una bala hasta el final y de golpe saltaron calcetines, camisas, franelas y de todo). Le dije al Sr. Oficial: ¿Y ahora, Sr. Oficial? No me muevo de aquí hasta que me ayude a cerrarla. El tipo se montó sobre mi querido equipaje, me daba risa verlo, no podía controlar la situación y se puso nervioso. “Normal” había 200 personas esperando a que cerrara mi adorada maleta y lo iban a linchar si perdíamos el avión por este querido servidor y la estupidez de querer abrir mis cosas. Logré ponerle fin al capítulo del cierre de la maleta con uno de los panas de la cola. Además del desespero de querer salir de esa situación y dejar de verle la cara a los tarados aquellos. Al final le hice una pregunta:
“Querido Hombre verde, ¿por qué no te compras un perrito que “güela” (del verbo oler) las maletas y así dejas de hacer el ridículo en este nuestro tan internacional aeropuerto?”.

Acto siguiente, El Pasaporte. El Sr. Oficial me preguntó:
¿Para dónde vas?
-Ámsterdam, Holanda-le respondí.
-¿A qué?
-Pues, a lo que va todo el mundo. A fumar Marihuana y a ver putas...

El tipo saltó de alegría, creía que había encontrado a la mula del día. Ése dijo se dijo: “Nada, me gané otra estrellita en el coleto éste (llámese uniforme)”. Se pensaría que yo tenía medio kilo de heroína en el estómago… 
CONTINUARÁ 

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